PURGATORIO

EL PURGATORIO no existe,

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               no está en la BIBLIA.

Esta sentencia es totalmente injusta, y es un razonamiento humano que nada tiene que ver con la Misericordia de DIOS que es un Juez  justo.  Para poder entender y discernir sobre el purgatorio debemos remontarnos al Antiguo Testamento y fundamentarse (Carta a los Hebreos, el mismo Señor Jesús, camino a Emaús, siempre rememoran el antiguo Testamento)  para confirmar que el PURGATORIO es verdadero; si no fuera así, serían miles de millones de almas que están y estarán condenadas, así los que roban un céntimo, junto con los mayores pecadores del mundo que no aceptan a Dios salvador  y mostraría un Dios inmisericorde e injusto.  Surge la pregunta: ¿Qué destino tuvieron los millones de personas que han muerto sin ser cristianas, pero que en vida hicieron el bien y practicaron la justicia? 

La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe. La parábola del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 22) y la palabra de Cristo en la Cruz al ladrón arrepentido (cf. Lc 23, 43), así como otros textos del Nuevo Testamento (cf. 2 Co 5,8; Flp 1, 23; Hb 9, 27; 12, 23) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16, 26) que puede ser diferente para unos y para otros, dependiendo de haber vivido una vida con justicia y santidad en presencia de DIOS, todos los días; es decir no basta con decir Jesús es mi único Salvador. 

 EL PURGATORIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

Levítico  5. 15-18, cuando una persona cometiere falta pecare por yerro (yerro = error, falta), en las cosas santas de Dios.... traerá al sacerdote para EXPIACIÓN un macho.....  Aquí ya vemos que se debe PAGAR por el pecado y purgar es precisamente PAGAR. En Números 12, cuando Aarón y María pecaron murmurando en contra de Moisés, María fue castigada con la lepra y fue excluida a un lugar para expiar por su pecado por un tiempo de 7 días. Resalto LUGAR, TIEMPO Y PAGAR. que realmente eso es el purgatorio.

Siguiendo a través de las escrituras encontramos que el pueblo de Israel pecó contra el Señor, y obtuvo así su merecida corrección por el Señor, así está registrado en el Libro de Josué, de Reyes, de Crónicas. En  Isaías 1. 18, el Señor hace un llamado para que se pongan en paz, promete dejar el alma más blanca que la lana, y en versículo 25, habla de la purificación, de la manera que han de expiar, pagar sus deudas, “y volveré mi mano contra ti, y limpiaré tus escorias, hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todas tus escorias. Volver la mano es aplicar su Justicia, y por consiguiente será aflicción, dolor para que el pueblo reconozca su error, y esto se llama purgar, expiar, pagar.

EL PURGATORIO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Jesucristo murió por toda la humanidad desde el primero hasta el último hombre para EXPIAR/PAGAR por nuestras culpas; pero Él mismo manda a los leprosos que se presenten ante el sacerdote llevando la ofrenda debida, para pagar el rescate. Ya sabemos que desde el antiguo testamento se debía pagar por una falta por un pecado.  Ahora veamos qué nos dejó Jesús con respeto a los deudores (pecadores). 1 San Juan 5. 16-17, ...PEDIRÁ, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen  pecado que NO es de MUERTE.  Veamos ahora en Mateo 12. 32, al que hable contra el Espíritu Santo, NO le será perdonado en este siglo (vida) ni en el venidero (eterno). Estos dos textos ya dejan ver que existe un lugar intermedio y que debemos orar por esa alma purgante. 1Corintios 3. 13, nos habla que por el fuego serán probadas nuestras obras, nótese que habla de FUEGO; no es el mismo del infierno**. Ahora en el versículo 15 aclara que se salvará, así su obra se queme. Veamos: Si la obra de algunos se QUEMARE, él sufrirá pérdida, SI BIEN ÉL MISMO SERÁ SALVO, así como por el fuego.

Quién afirme: que cualquiera que peque será llevado al infierno, miente. Lucas 23. 39-43. Muestra un Dios justo, y usa de su misericordia hasta el último hálito de vida, así lo confirma su Palabra cuando uno de los crucificados arrepentido, que estaba junto a Él, le pide que lo lleve al paraíso.  En Mateo 5.25, Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estés en el camino, no sea que el adversario te entregue al JUEZ, y el juez al alguacil, y seas echado en la CÁRCEL. de cierto te digo que no saldrás de allí hasta que PAGUES el último cuadrante (moneda). Este texto muestra claramente que no está hablando de un lugar terreno, pues Jesús mismo dijo que Él no venia a ser juez de cosas de la tierra (Mateo 12.14).  En Mateo 18. 34 - 35, Entonce su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta pagar todo lo que debía, Así también mi Padre HARÁ con vosotros sino perdonáis.  Lucas 12. 58, Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al Juez, y el juez le entregue al alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca (moneda).

Para asistir a la fiesta de bodas del cordero, es requisito estar con el traje de fiesta, es decir, confesado y estar limpio de todo pecado, así tenga que pasar por un buen baño y ponerse el traje adecuado, aquí en esta vida o que tenga que pasar un tiempo en el baño de purificación. Mateo 22. 12. 

Recordemos que en la antigüedad se creía que las almas de los justos se encontraban en el limbo/seno de Abraham; Lucas 16. 22, Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al SENO de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado, y estando en Hades** alzó sus ojos... Padre Abraham ten compasión de mi.  Éste texto habla del Hades/Sheol en hebreo lugar de los muertos en cuerpo, término diferente a lago de fuego que arde con azufre, lugar donde el mal será destruido (Apocalipsis 19. 20). Otro aspecto a considerar es que el rico intercede por sus familiares para que no tengan que pasar lo que él sufre y además ruega por él y le diesen una gota de agua (orar por un alma, doctrina católica). Un condenado es una alma furiosa llena de odio, ya no existe el menor asomo de piedad, de amor, como muestra este texto, no tiene sentido pedir misericordia si ya está condenado. 

Juan 19. 41, Y en lugar donde había muerto, había un huerto y en el huerto un sepulcro  nuevo... allí pusieron el cuerpo de Jesús. 17, Jesús le dijo: no me toques, porque aún NO he subido al Padre. 1Corintios 15. 12, Cristo resucitó de entre los muertos. Jesús siendo Justo, Santo, e irreprochable, no ascendió directamente al cielo, sino que duró sepultado por un tiempo de tres días. ¿No es éste el mejor testimonio que da el Señor para enseñar que antes de llegar al cielo se deba pasar en un ESPACIO y TIEMPO, para purificar el alma? Existía antes de Jesús un lugar en donde eran llevadas las almas de los justos y de los pecadores no condenados y después de Él, no puede ser diferente, más claro no puede ser,  Con la ascensión de Jesús al cielo llevo consigo una multitud de cautivos, porque debía ser El primero en entrar al reino de los cielos; el primogénito de todas las cosas. Queda también claro que en las anteriores citas bíblicas, Jesús está hablando de un lugar concreto, real, que sirve para expiar, para purgar los pecados, Él usaba comparaciones para hacerse entender y el Hebreo/arameo no tenían expresiones o palabras, como purgar; católico, evangélico. Algunas personas aún católicas creen que todas las almas están en el infierno, por la mala transliteración de la palabra Sheol/Hades, que significa  para los hebreos lugar de los muertos, y sustentan su teoría por la afirmación de que el Señor vendrá a juzgar a vivos y muertos en el último día, en la segunda venida.  Por fe creemos que el Señor Misericordioso da una última oportunidad para pagar nuestras deudas; sino vana es nuestra esperanza.   

La purificación final o purgatorio 

1030.   Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. 
1031.  La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador: 
«Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, Dialogi 4, 41, 3). 

1032.   Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos: 
«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué 
habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? [...] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos»